En la quietud de tu mirar,
reposan mil y un barcos,
de los piratas,
que sin éxito,
intentaron conquistar,
la bravura de tus mares.
Que en las muescas
de tus labios,
se pueden encontrar,
los recuerdos
de todos y cada uno
de los codiciosos forajidos,
que te intentaron avasallar.
De buena cuenta se,
todos los capitanes,
que naufragaron en tu entrepierna,
mas también se,
que en tu corazón
pocos logramos anclar.
Ahora, tras un largo tiempo
aquí amarrado,
lo único que hago es rogar,
al todopoderoso ron,
que ponga calma a estas
mareas y tempestades,
y que me asista en la lucha,
contra los piratas
que mis vigías avisan
aun están por llegar.
Que aunque el puerto apresure,
y eche de menos
la entrada de antaños bucaneros,
mi tripulación no esta
todavía lista para zarpar.
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