Amasijo de almas
estancadas,
en una continua
decadencia
Mentes succionadas
por la televisión
maldito engañabobos
que corrompe sus
cerebros,
Ya no quedan ganas
para luchar,
para amar,
apenas quedan fuerzas
para cambiar el canal
Devorada la inspiración,
violada la imaginación
solo quedan cadáveres
frente al televisor,
Ansío con paciencia
el momento
en que falle la luz
y alguno de esos
seres inertes
en su angustia
por encontrar
el interruptor
tropiece
con un libro,
de poemas
a poder ser
y alimente
con este nuevo
manjar
el vacio
que durante años
ha llevado
en su más alta
cavidad.
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