pero no lo es,
la tenue sonrisa
que esboza
este estúpido rostro,
conoce más
de lo que quisiera,
pero menos
de lo que debería
y aun así
nada perturba
su sosegado
observar.
condenado a yacer
junto a la más guapa
del baile
sin poder tocar siquiera
sus caóticos rizos
c'est la vie,
c'est la vie,
mis dedos aún huelen a ti
mientras Chuck Berry
a ritmo de guitarra
ameniza la confusión,
la puerta se cierra
y la espalda se vuelve,
siempre con la esperanza
de escuchar el tintineo
que trota rápido a despedirse,
que nunca supe
jugar a este juego,
quizás va siendo ya hora
de tirar las cartas
mientras todavía
quede algo que perder.
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