Paso a paso,
y de esquirlas
de espino
se volvió el aire,
con un corte imperfecto
perdí la mitad de mí,
sensación sobrante
que añoro ahora
cuando duele respirar.
De este perder
me hice compadre
y de ese abandono
hice rutina
abrazando la soledad
de mala vida.
Desfila tras mi mirada,
grotesco carnaval
de las cosas
que nunca te dije,
las que mi lengua
siempre temió preguntar,
y al fondo vagan
en continua penitencia
los despojos de alguien que fue,
y nunca más será
y en la silenciosa procesión
de los fantasmas del pasado
el solo pide
dejar de vivir,
dejar de
morir
o simplemente
dejar
de sentir.
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