Ojo por ojo y
diente por diente,
y así acabamos
mudos y ciegos,
mientras,
brama un Noviembre
tan oscuro y solitario
como la vida del que ya
no tiene nada que perder
esperando en vano
que escampe el cielo
tan cubierto,
que no deja ver a dios...
o quizás fue,
que él nunca estuvo allí.
Las piedras del camino,
echas ya polvo
de tanto tropezar,
tornaronse barro
barro que atrapa las almas
de los insensatos
que en estos tiempos infieles,
se atrevieron a sacarlas
a pasear,
y a la vida
lo que es de la vida
y para Noviembre,
lo que es de la muerte,
y yo a lo mío,
a ir muriendo sin prisa
pero sin pausa,
que esto solo son
los más imperfectos versos
de un suicida,
que reza
por seguir con vida.
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